En la Economía Naranja, empresas virtuales crecen 70% más que tradicionales
¿Qué es la economía naranja?
Está compuesta por la economía cultural y las industrias creativas, considerado así porque permite que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó a la economía naranja como una oportunidad infinita para toda Latinoamérica y el Caribe, destacó los sectores que representan a la naciente economía como la arquitectura; artes visuales y escénicas; artesanías; cine, diseño, juegos y juguetes; moda, música y publicidad; además del software y el diseño editorial, en una sola idea, todo lo que forme parte de la propiedad intelectual en variadas áreas que actualmente aporta el 6.1% de la economía global.
En el año 2005, según cálculos de John Howkins autor e investigador británico en industrias creativas, comentó que esta industria aportaba el 6.1 de la economía global. El banco mundial en el año 2011, descubrió que la economía naranja tuvo un ingreso 4.3 billones de dólares y equivale al 2.5 veces el gasto militar en el mundo.
El comercio de servicios creativos, crece 70% más rápido que el de bienes creativos, gracias al Internet, como es el caso de iTunes que desde su lanzamiento en 1998, ha obtenido en descargas más de 25 mil millones de canciones con un precio base por canción de 99 centavos de dólar. En el caso de Netflix la plataforma de programación de series y películas norteamericana cuenta ya con más de 33 millones de suscriptores y reporta ventas de más de 3,600 millones (vente 3.6 millones o 3 mil 600 millones) de dólares anuales.
El banco mundial reportó que la fuerza laboral mundial de la economía naranja supera la de la industria automotriz de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. Las industrias creativas y culturales tienen una cantidad de trabajadores equivalente a la población combinada de París, Nueva York y Londres.
En México desde hace varios años se ha apostado por la economía naranja con la apertura de apoyo e impulso para jóvenes diseñadores y emprendedores con espacios como Pop-Up Stores.
También se tiene registro de varias patentes que han convertido sus ideas en negocios, como es el caso de investigadores de la ciudad de Mérida, que construyeron un dispositivo y una app para evitar fraudes en gasolineras. En Cuernavaca crearon una espuma metálica para autopartes, altamente resistente a golpes y en Monterrey inventaron un software que reconstruye las imágenes de una tomografía y permite ver en 3D el cuerpo de un paciente.
Además, el BID documenta que nuestro país se mantiene a la vanguardia dentro de la economía naranja basada en la innovación intelectual de servicios creativos, y también en el área de la salud, pues en Ensenada Baja California obtuvieron medicamentos a partir de moléculas extraídas de animales marinos, a través del proyecto conocido como Tiburones y Caracoles que Curan.
Esa misma ciudad es la sede de varios biotecnólogos mexicanos liderados por el doctor Alexei Licea, del Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE-Conacyt), quienes obtuvieron tres patentes internacionales gracias al desarrollo de dos métodos de diagnóstico rápido de tuberculosis, para seres humanos y a partir del estudio de anticuerpos del tiburón de cuerno (heterodontus francisis) y del veneno de un caracol marino llamado connus californicus
Lo que se convirtió en un éxito científico los nuevos productos y un gran ejemplo de alianza entre academia y empresa.
“LA ECONOMÍA NARANJA, UNA OPORTUNIDAD INFINITA”
¿Por qué lo llamaron de esa manera?
Se tiene la creencia en algunas culturas que el color naranja se suele asociar con la creatividad, identidad y cultura. A su vez, en algunas filosofías como el confusionismo lo suelen relacionar con la transformación.
Basado en ello, el BID decidió llamarlo economía naranja y pintar simbólicamente de color naranja el valor agregado que en general agregan las industrias dedicadas a la creatividad intelectual y la cultura.
“Para utilizar la creatividad hay que determinar, ante todo, el mejor momento de explotar la naturaleza no rival de las ideas y, en segundo lugar, el momento idóneo para hacer valer los derechos de propiedad intelectual, e introducir las ideas en el mercado de la competencia entre productos. Las dos decisiones son el punto central del proceso de gestión en ese ámbito”–The Creative Economy, John Howkins
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