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Neurología cosmética, la medicina del paciente sano

¿Sabes qué podría ocasionarte esa bebida energética o las pastillas para no dormir, leer más y estar muy alerta?

En el Congreso Internacional de Bioética disertó el neurólogo Manuel Porras Betancourt quien habló sobre un término interesante, pocas veces escuchado entre personas externas al gremio médico, pero muy usado por pacientes sanos: Neuroenhancement

El Dr. Porras explica que podemos traducir neuroenhancement como mejoramiento de funciones cerebrales en personas sanas, a través de tecnología de medicamentos, es decir, fármacos que consume quien busca acrecentar sus  funciones neurológicas. Generalmente la gente que usa este tipo de tratamiento lo hace para mejorar su pensamiento, aumentar su memoria, tener mayor retención o ser capaces de leer más rápido, solo por poner algunos ejemplos.

Al neuroenhancement también se le ha llamado neurología cosmética

Algunos medicamentos son de libre venta, no necesitan receta. Un ejemplo claro y cotidiano es la cafeína, incluso es socialmente aceptable que se recurra a ella para estar despierto y mejorar el estado de alerta. Lo podemos encontrar en bebidas energéticas, el café, algunos tés, incluso en dulces. A cambio de mantenernos despiertos, la cafeína puede producir taquicardias e hipertonía, que es una tensión involuntaria de los músculos según explica Porras Betancourt.

Por otra parte están las sustancias ilícitas como las anfetaminas. El éxtasis se consigue fácilmente en tabletas. Los efectos son similares a los de la cafeína pero en mayores proporciones. En general se dice que aumentan la tensión y la vigilia. Por su parte el metilfenidato, que también es usado en pacientes con TDA, puede ayudar a mejorar la concentración y la memoria en personas sanas pero a su vez causa lapsos de euforia. El modafenilo es un auxiliar para pacientes con narcolepsia (somnolencia excesiva). Cuando es usado para mantenerse alerta no evita los estragos como el cansancio por no descansar, este es uno de sus efectos secundarios más peligrosos.

Otro compuesto fármaco son los anticolinergios, que son empleados en pacientes con afectaciones en la memoria como el Alzheimer, pero muy recurridos por familiares de los pacientes. Hasta hace poco se creía que los anticolinergios podían ser preventivos en enfermedades mentales, pero se ha descubierto que no es así.

En términos generales, se puede decir que estas sustancias aumentan la confianza en quien las toma, pues le mantienen en estado de alerta y mejora el humor, sin embargo como toda sustancia en exceso, puede resultar con efectos poco controlables.

En México existe una regulación en la venta de medicamentos. La gran mayoría de los medicamentos que se usan  para el mejoramiento farmacológico son de fácil acceso y se encuentran en un ranking de 5 o 6, donde 1 corresponde a productos controlados y se requieren permisos especiales para poderlos adquirir y 6 se refiere a aquellos que se pueden adquirir incluso en lugares que no son farmacias.

Que estas sustancias sean empleadas por personas sanas nos genera un conflicto con respecto a su seguridad: Dr. Porras Betancourt

En un paciente, suministrar un medicamento nos puede llevar a la mejora, sin embargo en una persona sana puede llevar al deterioro de la salud. El uso en niños, donde sus conexiones cerebrales aún no están terminadas, se debe evaluar el beneficio del uso de sustancias, pues no se sabe cuánto podría afectar su uso. Las actividades y agendas de éstos son cada vez más llenas y muchos padres recurren a bebidas energéticas para poder rendir física y mentalmente.

La justicia distributiva es otro problema. A excepción de la cafeína, estas sustancias son caras. Si se lograra obtener un medicamento que su efectividad en el aumento de la memoria o el aprendizaje fuera comprobado, sería bueno preguntarnos quiénes serán los que puedan adquirirlo y si esto sería justo solo por poder pagarlo. Ni el Estado ni las compañías aseguradoras estarán dispuestos a surtir un fármaco para una persona que no está enferma.

El rendimiento académico o deportivo por medio de fármacos ha sido rechazado desde hace décadas, pero poco a poco se han ido popularizando. En alumnos de medicina, el uso de anfetaminas para mantenerse despierto y luego para dormir es cada vez mayor. Esto disminuye su rendimiento mental, lo cual afecta su desempeño en hospitales.

El mejoramiento farmacológico es posible potencialmente pero debemos pensar en los efectos adversos y qué tan capaces somos de sacrificar ciertas funciones en aras de obtener otras. A pesar de que muchas de estas sustancias son socialmente bien vistas y su uso estimulado por padres de familia, maestros o gobiernos, se está llegando al grave problema de su uso descontrolado entre niños, alumnos y médicos de guardia. Los daños a largo plazo no están establecidos y esto puede desembocar en un problema de salud pública a futuro.



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