Más discapacitante ha sido la sordera de una sociedad incomprensiva y excluyente que la sordera auditiva
En México 3 de cada 10 personas con sordera son analfabetas y más del 80% de las personas sordas acaban trabajando en la calle o como vendedores ambulantes por proceso no relacionados con su condición, sino con discriminación.
La Semana Internacional del Sordo se realiza anualmente a finales de septiembre organizadas por comunidades no oyentes del mundo organizan. Se trata de un espacio reivindicativo donde las personas con discapacidad auditiva de distintas regiones y países visibilizan su realidad ante el mundo, donde expresan sus demandas en cuestión de derechos y en el cual se pone de relieve la riqueza de la cultura sorda
La discapacidad auditiva se refiere a la pérdida de la audición o reducción parcial. La mayoría de las personas sordas llegaron a esta condición en edad avanzada a consecuencia del deterioro físico del órgano del oído en el envejecimiento. Sin embargo 30% de personas sordas son menores de 29 años. Al año, en México nacen 2 mil 400 niñas y niños con sordera y sólo 10% recibe educación especial.
No se dice sordomudo
Las dificultades de comunicación son distintas para quienes aprendieron a hablar antes de quedar sordos y para quienes nunca oyeron. Anteriormente, las personas con discapacidad auditiva eran conocidas como sordomudos, pero ese término ya no se utiliza por ser inapropiado y discriminatorio. Al no escuchar, las personas sordas no tienen posibilidades de desarrollar el lenguaje oral de forma natural. Sin embargo, tienen las competencias físicas para desarrollar el habla mediante terapia de lenguaje y atención médica temprana.
También se integra a sus herramientas la lengua de señas, mediante representaciones con las que puede expresar y recibir un mensaje. Cada país tiene la propia, y en el caso de México se conoce como Lengua de Señas Mexicana (LSM) al que, según la Ley General de Personas con Discapacidad, niñas y niños sordos tienen derecho, mediante a una educación bilingüe: oral y de señas. Sin embargo en la práctica son muchos sordos los que aún no tienen acceso al LSM.
Otro problema es el caso de las personas rarámuris que, como de tantas comunidades indígenas en nuestro país, no tienen una lengua de señas propia.
Según datos del INEGI, más de la mitad de la población sorda no asiste a la escuela y quienes generalmente egresan de primaria sin saber leer y escribir al no existir un sistema adecuado para sus demandas.
En México 3 de cada 10 personas con sordera son analfabetas, no saber ni escribir aumenta la vulnerabilidad y dependencia de la persona lo cual, aunado a la discapacidad auditiva, disminuye su capacidad de interacción con su entorno, oportunidad de conseguir un empleo y finalmente, su calidad de vida.
Pese a ser obligatorio por ley, en la práctica sólo 5% de personas con discapacidad auditiva tienen acceso a educación superior, y un 0.2% llega a estudios universitarios. Pocas personas consiguen trabajos estables y bien remunerados, y se estima que más del 80% de las personas sordas acaban trabajando en la calle o como vendedores ambulantes.
Un día en silencio
En el marco de la Semana Internacional del Sordo, con el objetivo de crear conciencia acerca de la discapacidad auditiva, el sábado 24 de septiembre distintas organizaciones de la sociedad civil, como: Mis manos por mi Voz, Comunidad Sorda Incluyente, la Red de Integración Discapacidad y Desarrollo, Federación de Silentes del Estado de Chihuahua y Mis Manos Hablan, presentaron el evento «Un día en Silencio», en las Instalaciones de Pizza la Sierra Tecnológico.
Se dieron cita miembros de la comunidad sorda a exponer parte de su condición y cultura con personas oyentes, a quienes se les colocaron tapones en los oídos durante las 3 horas que duró el evento y se invitó a todos a comunicarse a base de lenguaje de señas, expresiones y lectura de labios, para poder empatizar con esta situación. Esto no fue impedimento para crear un espacio agradable de convivencia, intercambio de ideas y experiencias.
Se estuvieron presentando vídeos con subtitulo de campañas contra la discriminación, así como testimonios que contaron los retos sociales a los que se han enfrentado toda su vida.
Con el fin de reinvindicar la importancia y riqueza de la Lengua de Señas, así como la cultura e identidad de esta comunidad, se expusieron poesía y canciones.
Lupita Gill, presidenta de Mis Manos por Mi Voz I.A.S.P., interpretó el himno a Chihuahua. En su organización cuentan con cursos de LSM abiertos a todo público. Lo toman niños y adultos sordos que no tuvieron acceso a este medio, así como algunos familiares y personas oyentes con intención de ser incluyentes en sus familias y comunidades.
Lluvia, quien es líder, maestra y activista de Cd. Delicias, expresó un bello poema acerca de la inclusión y respeto a las personas con discapacidad, pero también sobre la aceptación y amor propio en personas de esta condición.
Carmen Álvarez, dió su testimonio y platicó como ella no pudo asistir a la escuela debido a la carencia de sistemas adecuados a sus necesidades, y como fue que gracias a su prima, quien también es sorda, pudo acceder a la lengua de señas a una edad avanzada. Esto también le brindó una red de apoyo, así como mejor calidad de vida.
Andrea Rivera, quién actualmente toma clases de LSM y asitió al evento menciono que fue muy enriquecedor para ella. «Fue una forma de ponernos en los zapatos del otro, de crear un espacio de empatía y conocer más sobre su identidad. Saber que en nuestra sociedad existen personas con una deficiencia que han sabido cubrir por medio del lengua de señas, la mímica y otras herramientas, pero que son capaces de desenvolverse con normalidad. Fue muy padre ver sus testimonios, y como hay personas para las que la sordera no ha significado un obstáculo para destacar. Nos toca a nosotros crear un espacio incluyente para ellos, no significar una barrera».