Discriminación, violencia, adaptación y problemas para costear la estadía en las ciudades, es el abismo entre alcanzar una profesión o volver a sus comunidades para los estudiantes universitarios indígenas.
“Es menester continuar impulsando y apoyando al estudiante indígena universitario, porque ellas y ellos además de ser estudiantes, son las nueva representación simbólica al interior y al exterior de sus grupos étnicos” Doménica Salas.
Tras 10 años de la fundación del Programa Universitario Indígena celebrada el 8 de abril de 2016, la antropóloga Doménica Salas presentó los resultados de una investigación realizada sobre la experiencia universitaria, observando la forma en que este programa interviene en los procesos y el logro académico de los estudiantes indígenas.
Los actores sociales analizados fueron estudiantes y egresados del PUI así como sus familiares y el personal docente de las universidades donde estudian. El PUI es un programa integrado por el Consejo Nacional del Desarrollo para los Pueblos Indígenas (CDI), la Coordinación Estatal de la Tarahumara, Fundación Tarahumara José A. Llaguno, Universidad Autónoma de Chihuahua y Universidad Lasalle.
La antropóloga Doménica Salas, en este análisis, entrevistó a 44 alumnos integrantes del PUI, habló sobre la llegada de los estudiantes al ambiente urbano y menciona que en la mayoría de los casos llegan sin ningún apoyo familiar o de alguna amistad, lo cual prolonga el proceso de adaptación a la ciudad y por otro lado ocasiona la soledad que los lleva a tomar malas decisiones.
En la generalidad de los casos, el único apoyo económico con el que cuentan las y los estudiantes universitarios indígenas son aquellos que les ofrecen las de las instituciones educativas, lo cual no les alcanza, pues deben cubrir diferentes tipos de gastos, como transporte y alimentación, aunque hacen lo posible por hacer rendir el dinero y cubrir todos los pagos que deben realizar.
Algunos alumnos reciben becas federales como PRONABE, pero los estudiantes que se inscriben en universidades particulares, como el caso de la Universidad La Salle de Chihuahua, no reciben este tipo de becas por estar en una institución privada, aún cuando su situación así lo amerita, expuso la investigadora.
El segundo tema sobre la mesa, fue la discriminación que viven las y los alumnos dentro de las instituciones académicas y fuera de ellas. Dentro de las aulas se dan experiencias de exclusión, intolerancia y hostigamiento por parte del personal docente en algunas facultades y áreas administrativas, esto a causa de rasgos, vestimenta o forma de hablar. Muchos de los estudiantes dijeron haber sufrido discriminación, acoso, hostigamiento cuando transitaban por las calles.
La antropóloga Doménica salas, menciona algunos comentarios de los estudiantes entrevistados:
“Cuando el profesor se ponía a platicar en el salón, decía que los indígenas eran muy flojos y que no estudiaban. Y el alumno contesto -eso no es cierto, no generalice, porque yo soy indígena y estoy aquí entre ustedes, al igual que muchos indígenas estamos estudiando”. El profesor de esa clase, solo se quedo callado.
“Cuando recién llegué, me tocó ver varias cosas de discriminación en la escuela y en el transporte público”. Cuando recién entre, varias personas me decían: -ahora hasta los indios entran a la universidad -¿y qué tiene?- respondí.
“Tiene mucho que ver la forma en que universidades e instituciones ven a la cultura y a los pueblos indígenas que habitamos en Chihuahua, hay un total desconocimiento de la lengua materna, por ejemplo, no se reconoce que es una lengua igual de importante y de tanto valor como las demás, mi lengua no es un dialecto, tiene miles de años y la seguimos hablando nosotros”.
Doménica Salas concluyó que es necesaria una estrategia de sensibilización al personal docente y administrativo, respecto a los derechos humanos y la interculturalidad en las instituciones académicas. Instituciones como la UACH y la ULSA diseñaron y desarrollaron estrategias de tutoría, seguimiento y acompañamiento que buscan abatir el rezago educativo identificado en los estudiantes.
PUI e instancias como el Centro para el Fortalecimiento de la Sociedad Civil desarrollaron talleres sobre tecnología, información, comunicación, inglés y liderazgo; las cuales son necesarias para subsanar el rezago educativo e incentivar el desarrollo de habilidades para la vida del alumno indígena.
PUI es un espacio que promueve jóvenes indígenas para que sean capaces de producir sus ingresos, ser reconocidos socialmente y simbólicamente, así mismo ser capaces de establecer una relación con instituciones, organizaciones y empresas.
El Programa Universitario Indígena es una red, un espacio donde las diferentes instituciones y becarios Indígenas, crean alianza de apoyo y se vinculan con estancias gubernamentales y asociaciones civiles. Sin embargo, es necesario que el PUI desarrolle una estrategia para incluir a la población indígena en riesgo social, que vive en los diferentes asentamientos y colonias, recomendó la investigadora.
En este sentido el estudiante opina, con base a sus experiencias, que las y los jóvenes que viven en las comunidades serranas y apartadas de la ciudad, deben vivir la experiencia de cambio a un pensamiento positivo, mejores posibilidades de trabajo e ingresos. En este tiempo la violencia impera y afecta principalmente a jóvenes que no saben cómo lograr sus sueños y que no cuentan con los recursos suficientes para hacerlo.
Finalmente, la antropóloga Doménica Salas Santos agregó que las y los estudiantes piden que el programa de seguimientos a egresados y egresadas para vincularlos a posibles empleadores y con instituciones donde puedan adquirir experiencias laborales, ya que los egresados y egresadas indígenas, no encuentran trabajo de acuerdo a su área de estudio o sufren la devaluación del grado académico universitario por lo que reciben bajos sueldos.