La convicción, el amor al trabajo y reconocer la oportunidad de aprender de las demás personas para crecer son parte de la visión de Christian Ortiz, psicólogo y comunicador, quien en el camino de la vocación busca el bienestar y la paz para quienes lo rodean.
El material sobre masculinidades del psicoterapeuta Christian Ortiz ha sido traducido al italiano por el CEMI Bologna, donde difunden temas de desarrollo humano y crianza. También en el libro “Call of the God”, de edición australiana, tradujeron un ensayo sobre espiritualidad y homosexualidad. Estos logros profesionales y académicos son posibles cuando se tienen la vocación y el amor, como la ha demostrado el psicólogo chihuahuense.
La fascinación por el mundo de los sentires y por saber por qué motivo las personas tenemos emociones nació en Christian Ortiz a muy corta edad. Para entonces le interesaba el mundo interior, saber si las emociones sólo vivían en el cuerpo o eran espirituales.
“Me considero un godín de paz. Me enfoque desde el principio en el mundo espiritual y en buscar la paz”. –Christian Ortiz.
A pesar de esa vocación tan marcada en la juventud, Christian se fue por el camino del Derecho, sin embargo, supo al instante que aquello no era lo suyo y la incomodidad terminó por alejarlo de esa carrera para llevarlo a Psicología.
Para entonces él ya había tenido sus encuentros con la parte psicoespiritual, estudiando los caminos místicos desde que tenía 14 años, cuando se adentró a los temas metafísicos y la energía mental.
También, en su adolescencia, ya había practicado yoga, meditación, metafísica, herbolaria, las ahora llamadas disciplinas del bienestar. Por lo que caminar en dirección de la Psicología se sentía lo más correcto, a pesar de que no faltaron familiares y amistades cuestionándole por qué dedicarse a una carrera con la cual se moriría de hambre.
Por fortuna el apoyo llegaba de las personas correctas, pero el golpe de desilusión llegó al entrar de lleno en los estudios. Christian Ortiz experimentó una gran decepción al toparse con materias llenas de números, estadísticas y formatos de investigación, lo cual dejaba de lado el bienestar humano. El programa educativo con el cual se había topado era muy deshumanizado.
La dignidad, el amor, la humanidad, la sensibilidad y la empatía habían sido dejadas de lado durante su formación profesional, lo cual notó como un gran problema académico que se replica aún en la actualidad. La profesión era poco humanista y la homofobia muy marcada.
Sin embargo, a pesar del programa, se topó con docentes que lo inspiraron y compensaron toda aquella necesidad de conocimiento, para no desistir en un momento importante para su crecimiento profesional.
Al egresar empezó a colaborar en una Clínica de Bienestar, donde hacía asesoría en programas, organizaba talleres y eventos, con alianzas internacionales. Sus primeros pasos por el mundo laboral le permitieron conocer gente y enfoques terapéuticos, además de conseguir la educación que añoraba al ser enviado a capacitaciones gratuitas.
Cuando empezó a laborar en la institución pública comenzó a integrar la perspectiva de género, algo muy nuevo hace 14 años, así como a atender a personas en situación de crisis y violencia. Esta época la consideró como el comienzo real de su formación y donde podía aplicar al fin los conocimientos adquiridos durante aquellos años.
Diplomados, especializaciones y la sensibilización a la violencia hicieron que Christian Ortiz pudiera enfocarse para generar los primeros círculos de reflexión y de paz. En 2009 la gente estaba hambrienta por encontrar espacios para explorarse y los círculos constaban de procesos muy dinámicos para trabajar ciertos traumas en lo colectivo. Tuvieron mucha aceptación.
“El extraño viaje de las y los terapeutas al infierno del otro, para encontrar la luz en la oscuridad, ya sea a nivel espiritual o científico, es muy necesario.” –Christian Ortiz.
Además, en aquel tiempo empezó a dar conferencias importantes para hablar sobre aspectos espirituales del abuso, sobre cómo las personas quedaban flageladas y la manera de volver a la paz.
Después de eso participó en programas de televisión como invitado y comenzó a hacer su propio programa de radio donde contaba cuentos con enseñanza emocional y para el bienestar. Luego gozó de un programa de televisión local propio para tratar sobre temas de psicología y prevención de violencias.
Recuerda que en la época en que finalmente abrió su consultorio privado, en el mundo de la psicología y la psicoterapia había muy pocos hombres, y aún en la actualidad son carreras en las cuales se enfocan más las mujeres.
En 2010 a 2011 inició su propio proyecto de podcast llamado Saber Sanar, uno de los primeros en el norte del país. Con él logró tocar otros estados y países, a la par que escribía artículos para revistas, los cuales fueron traducidos a otros idiomas, y finalmente llegó a la terapia en línea.
Con esta tecnología podía acercarse a personas que ya lo ubicaban por su podcast o artículos, y a las cuales les habría sido muy difícil tomar terapia con él debido a la lejanía.
Sin detenerse, abrió una revista donde tocaba temas de emociones, espiritualidad y meditación, entre otros, llamada El Caldero. Logró obtener el grado de ministro religioso y hacer trabajos a la par de la terapia sobre cultura de la paz y espiritualidad.
También participó en compendios de libros de diversidad sexual y espiritual que fueron traducidos a otros idiomas, y las relaciones laborales escalaron a niveles más internacionales, pero lo más importante es que siempre logró rodearse y conocer gente que lo ayudó a crecer.
En la actualidad maneja tres proyectos base: psicologiaprofunda.org, acerca de servicios terapéuticos; Hombres Despiertos, que aborda el desarrollo de las masculinidades no violentas; y World Goddess Day. Además de continuar dando terapia y seguir con su podcast Saber Sanar que ahora también puede ser encontrado en Spotify.
Christian Ortiz agradece haber tenido el privilegio de vivir siempre en ambientes laborales amorosos, aunque también le han tocado caras agrias por toparse con gente muy conservadora y renuente a cercarse a los feminismos, a los temas de violencias de género y a los de diversidad sexual.
Reconoce estar rodeado de una tribu que le ha compartido enseñanzas, colegas y docentes, mujeres amorosas, personas que confían en su trabajo y que le han ayudado a crecer tanto en lo laboral como en lo personal.
“Rodéate de personas que respeten su trabajo y que les guste. Y procura no trabajar por compromiso, sino por convicción”. –Christian Ortiz.
A quienes comienzan les pide que no teman a la crítica, la cual es normal cuando el trabajo crece, y que por nada deben quebrarse. Les advierte que el adultocentrismo sigue estando muy marcado y la juventud puede parecer un obstáculo, pero el fracaso también es parte del proceso. Es por esta razón que soñar es importante, y la prueba está en que a él de 10 proyectos sólo le pegaban tres.
Y al resto de las personas, Christian Ortiz les subraya que todas merecemos y tenemos el derecho de buscar un trabajo que se ame, se disfrute y se lleve a cabo con pasión. La actualidad permite de mucho mejor manera eso, con las tecnologías y las redes sociales presentes. Y así como se dedica el tiempo al trabajo, también debe dedicarse a la vida, porque si no se vive entonces las personas enferman y los proyectos también.
Ser disidente del patriarcado desde lo más sano, la meta: Christian Ortiz
Para Christian Ortiz, todos sus proyectos están interconectados y son piezas para un mismo fin, que es desmontar las formas patriarcales de la vida, desde los lugares espirituales hasta los más pragmáticos.
Y señaló que lo que más ama, disfruta y empodera es el acompañamiento de personas en situaciones complicadas. Ayudar a tener otra lectura de la realidad y otras posibilidades de vida.
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