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Cumplamos nuestros sueños, así como somos, e ignorando a la gente mala: Lúpita Pérez, modelo ralámuli

Los sueños se tienen para cumplirse, para trabajar en ellos y lograr tocarlos o abrazarlos por completo, sin importar cómo seamos o de dónde vengamos, es por eso que Lupita Pérez Moreno, una joven ralámuli, ha decidido tomar las riendas para conseguir ser una modelo.

Con 19 años, nacida en Norogachi, Chihuahua, Lupita Pérez Moreno pasó sus primeros años en la Sierra Tarahumara, entre árboles y montañas. A los 5 años ella, su padre y dos de sus hermanos mayores se mudaron a la ciudad de Chihuahua en busca de una mejor oportunidad de vida.

“No me importó ser bajita o que la gente fuera mala, yo quiero ser modelo y diseñadora, son mis sueños”. –Lúpita Pérez.

Lupita siempre ha vivido siendo orgullosa de sus raíces indígenas, pero eso no se contrapuso en ningún momento con el descubrimiento que hizo del mundo del modelaje.

Zapatos, ropa, maquillaje, peinados, poses, fotografías, caminar en la pasarela fueron poco a poco ocupando las fantasías de una Lupita de 17 años, soñando en que tal vez ella, a pesar de su estatura, podría tener la oportunidad de hacer lo que las grandes modelos hacen.

A los 18 llegó el momento de la revelación, el empujón que tanto había esperado cuando Yukaima González, joven wixárika, se convirtió en la Reina de la Feria Nayarit 2019. Fue entonces cuando Lupita pensó: “Si ella pudo, yo también”.

Trabajando en la tienda de ropa Kusá, donde mujeres ralámulis hacen gala de sus habilidades en la costura para ofrecer prendas de ropa originales, alguien la ayudó a conseguir una beca en Authentic Agencia de Modelos, donde ha aprendido mucho, inclusive el complicado arte de caminar en tacones, aunque le falta un gran camino por recorrer, aseguró.

Ahora las fotos que le tomó Raúl Gallery han causado revuelo en las redes sociales y han servido como un escalón más para poder cumplir todas sus metas.

Lupita, quien es artesana, desea terminar de estudiar la preparatoria para lograr entrar a Enfermería. También quiere seguir especializándose en sus clases de modelo, diseñar ropa, confeccionarla y enseñarles a las niñas como ella, quienes sueñan con trabajos que muchas veces parecen inalcanzables, a trotar a ritmo hacia sus metas y no perderlas de vista.

El apoyo por parte de su familia y sus amistades lo tiene, pero por ahora la cuarentena y la Covid-19 la detienen un poco para seguir el camino que ella persigue.

Viajar, caminar en pasarelas importantes, hacer que se reconozca a la mujer ralámuli, estudiar y aprender mucho son el punto focal de su vida. Mientras se refugia en todo aquello que disfruta, en los árboles, las montañas y en los amaneceres que permanecen siempre en su corazón.

Y a las jóvenes con grandes sueños les pide que no se rindan, aunque fallen o no salgan las cosas exactamente como quieren, o se topen con gente mala, deben seguir intentándolo, una y otra vez, porque vale la pena el esfuerzo por lograr los sueños.

Los inicios, aunque sean sencillos, son buenos. Ella, por ejemplo, aprende a maquillarse por medio de tutoriales que le llegan por WhatsApp o que ve en Facebook. Y así como lo logra, siente que muchas otras niñas y jóvenes podrán perseguir lo que más anhelan.

Kusa, casa de Lupita, la modelo ralámuli

Si quieres apoyar a las mujeres ralámulis, una buena opción es ir a Kusá a ver y comprar sus diseños, también han estado confeccionando cubrebocas que tienen su sello por todas partes.

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