“Un elegante manera de batear a un exnovio de hace mil años”
Por Jesús Chávez Marín
Voy a aprovechar esta foto de los años setenta para redactar como si fuera video de Los Silver: “Yo tuve una novia linda”; cuarenta años después ella iba pasando por la calle Independencia.
La vi desde el bar La Central, que está en un tapanco del Centro, donde se toma whisky muy a gusto porque allí dan barato el Etiqueta Negra.
Con el corazón palpitando a todo lo que da, y hasta creí que era el inicio de un coma diabético algo, le indiqué al mesero: “oiga no retire mi mesa, oritita vuelvo”. Bajé hecho la mocha y muy apenas la alcancé, porque ella camina buen recio.
Estaba tan hermosa como siempre, hasta el leve sobrepeso de la edad la favorecía.
En cuanto alcancé resuello, pregunté –Oralia ¿te acuerdas de mí?
Me contestó –no señor.
–Soy Esteban, tu novio de la prepa, ¿qué de plano ya se te olvidé?
–¡Esteban, qué sorpresa!, claro que me acuerdo, lo que pasa es que ando medio encandilada y voy a recoger a mis nietos de la escuela.
Como soy audaz y, bueno, también bastante necio, insistí –¿nos vemos otro día para platicar de los tiempos clásicos?
–No creo que pueda.
Me dijo que era su nieto el que la mandó llamar, por el celular, y que ya traía apuro.
En triple salto mortal, le dije que no la puedo olvidar.
–Muchas gracias –respondió.
Luego dio media vuelta y se fue muy garbosa, por el rumbo del Paseo Bolívar.
The end.
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