Trazar líneas, dar vida a figuras sin forma, vaciar la mente en un papel, ¿cuántas veces lo has hecho en tu vida? En los primeros años es usual que nos acerquen al dibujo como parte de un plan educativo, pero, ¿en dónde queda? El dibujar y pintar no debería ser algo secundario y menos cuando existe la pasión.
Entre menores y adultos hay una vida de diferencia, en la que la pérdida de imaginación es la brecha más grande existente. Pero si prestamos atención, en silencio, el lenguaje de niños y niñas puede llegar en forma de dibujos, que casi siempre vemos como garabatos.
“Si cambiamos la perspectiva de nuestros dibujos, podemos cambiar la perspectiva de nuestras vidas”. –Luis Ráez.
Para el artista chihuahuense Luis Ráez, estos trazos fueron la soga que necesitaba para escalar hasta la cabeza de su pequeña hija Chelsea, quien al vivir en un hogar diferente no tenía las mismas experiencias que él, pero esas formas y colores en el papel se convirtieron en suficiente para crear una conexión.
Fue entonces que comprendió la necesidad de fortalecer ese puente no sólo en su hija, sino en todo niño, niña y adolescente que pudiera conocer; y, ¿por qué no? También en personas adultas.
El arte se ha convertido no sólo en algo que estudió, pues entre sus logros académicos están las artes plásticas, el diseño gráfico y las artes visuales; sino que es un autorreconocimiento y el descubrimiento del amor propio, virtudes que inculca a sus estudiantes.
Al trabajar con niños, niñas y adolescentes ha descubierto todo un mundo detrás de cada trazo, y ahora sabe que cuando alguien enfatiza líneas entonces es símbolo de enojo, frustración o confusión.
Y el dibujo no sólo sirve para saber, sino también para hacerles ver que la vida es cuestión de perspectiva. No es lo mismo mirar tu obra desde una posición encorvada y triste, que a partir de la altura que tu espalda permita, con orgullo. Y pasa lo mismo con nuestro día a día, con cada experiencia, asegura, todo depende desde dónde la veas y va a tener matices diferentes.
Tomar el dibujo como un juego o un pasatiempo, cuando para quien sostiene el lápiz va más allá de eso, es una situación con la cual se topa mucho. Hay momentos en los que padres y madres demeritan el amor y la dedicación que sus hijos e hijas les ponen a sus creaciones. Por lo que su consejo siempre va encaminado a aprender a observar, sin prejuicios y con la mente abierta.
Además, también es importante quitarnos de la cabeza que ser artista es sinónimo de personas reprimidas, tímidas o introvertidas. El universo de personalidades de la comunidad artística es tan grande como los demás, y el que alguien sea de cierta manera es algo personal e íntimo, que bien puede evolucionar si se desea. Lo que sí hay en común es el lenguaje del arte, mencionó.
Luis Ráez comprende que en ocasiones ésta es una preocupación de madres y padres, sin embargo, la personalidad de cada quien no tiene que ver con la vocación. Aun así, observar cómo se sienta, el tema de sus obras, los colores servirán para mejorar la comunicación entre personas jóvenes y adultas, así como rendir mejor en otras áreas, como la escuela.
Para el artista, también resulta difícil de vez en vez acercarse a sus estudiantes, pues hay casos en los que no tienen confianza con personas adultas, y es ahí donde entra Chelsea, de 10 años, quien ahora le gusta ayudar en la enseñanza y es el eslabón que crea cierta amistad y familiaridad.
No hace falta tener mucha experiencia con el arte, expresó, al ser padres y madres de niños, niñas y adolescentes que parecen inclinados al dibujo o al arte en general deberíamos tener la obligación de observar, cambiar nuestra perspectiva, aprender y aceptar que no es malo ni demerita a una persona el dibujar, pues todo lo que existe lo tuvo que haber dibujado alguien antes.
Patio Amarillo y Luis Ráez
Luis Ráez da clases en Patio Amarillo, lugar que nació para tratar de comprender a su hija y a otros tantos niños, niñas y adolescentes que como ella tienen una manera de comunicarse muy especial. En la actualidad, debido a la contingencia, dan clases personalizadas por medio de internet, porque dibujar es una manera de vaciar todo lo que se acumula en el corazón y reconforta en tiempos como éste.
Patio Amarillo es un recordatorio de que debes aprender a amar tu arte y lo que te rodea para poder amarte a ti (amar-i-llo). Y al cual puedes acercarte por medio de su fanpage en Facebook o llamar al número 614 376 5339.
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