El senador Samuel García es de nuevo un tema recurrente en las redes sociales por sus declaraciones cargadas de desigualdad, discriminación y falta de empatía a la ciudadanía por la cual debería trabajar al ser un servidor público.
Recientemente en redes sociales se dio a conocer una entrevista hecha al senador del partido Movimiento Ciudadano por Nuevo León, Samuel García, en el cual hablaba sobre la dura vida que le había dado su padre al hacerlo trabajar por las tardes, a los 15 años, en su despacho, y donde no le pagaba hasta que no pasara los 18 hoyos que existen en un juego de golf los sábados.
“Yo me he topado con gente muy valiosa, que vive con un sueldito de 40 o 50 y son felices. Tienen para su familia, para las colegiaturas…”. –Samuel García.
Tras este video, empezó a salir una entrevista hecha al senador hace un año, y donde en cuadro decía que conocía gente muy valiosa que podía vivir con un “sueldito” de 40 o 50 mil pesos.
La respuesta de Samuel García no se dejó esperar, acusando a los bots opositores sobre querer afectar su imagen, ya que él en la entrevista donde menciona el sueldo se refería a que personas dedicadas a la política bien podrían vivir así sin problemas.
Sin embargo, y a pesar de abrir más el contexto del video, su manera de referirse al “sueldito” sigue siendo preocupante, porque en primer lugar habla sobre “gente muy valiosa”, ¿es decir que el valor de la gente está en cuánto dinero gane?, ¿qué hay de quienes apenas llegan a ganar alrededor de 4 mil pesos al mes, si bien les va?, ¿por ganar menos ya son gente menos o para nada valiosa?
Y al hablar del sueldo en diminutivo es ponerle un acento de insignificancia a ganar entre 40 o 50 mil pesos, cuando la realidad es que en México ni siquiera tener un título universitario te garantizará un sueldo mayor de 10 mil pesos.
No, el problema no es sacar de contexto una conversación, el problema es hablar sin dejar de lado los privilegios sobre los que hemos nacido o vivimos actualmente, y los cuales están generalmente ligados unos a otros.
Esa falta de empatía o de ignorancia forzada la podemos ver en la entrevista donde narra la dura vida que tuvo ante un padre estricto, quien decidió darle algo de trabajo tras permitirle una fiesta entre barriles de cerveza, a la edad de 15 años, sólo por haber regresado de un viaje a otro país.
Niñas y niños de familias indígenas jornaleras migrantes, quienes deben viajar a donde haya trabajos, deben abandonar la escuela a los 8 años para poder trabajar, desde que sale el sol, en la cosecha de tomate, cebolla, etcétera. Quienes no tendrán la oportunidad de viajar al extranjero, de jugar futbol americano luego de ir a un despacho, donde tienen un baño decente y pueden estar sentados.


El problema no es que tus “palabras se saquen de contexto”, Samuel García. El problema es que eres senador y precandidato a la gobernatura de Nuevo León, y cierras totalmente los ojos a las personas en pobreza extrema, moderada o a la mayoría de la población. Y esa ceguera es aún más peligrosa porque se prevé que la pobreza aumente luego de la desastrosa pandemia que flagela la economía, la salud y las vidas de miles y miles de personas, no sólo del pequeño porcentaje que ganan suelditos de 40 o 50 mil pesos para arriba.
Yo también sería feliz con un sueldito de esos, por cierto.
Samuel García y sus violencias
Samuel García se ha encargado de demostrar quién es, una y otra vez, ¿cómo olvidar la violencia machista que ejerció contra su esposa Mariana Rodríguez en un en vivo mientras ella tenía Covid-19? Lo peor es, ¿cuántos “errores” más deberá cometer antes de que deje de ser un político con grandes aspiraciones? Así la vida política de nuestro país.
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