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¿Entonces una imagen ya no vale más que mil palabras?

¿Cuántas veces hemos escuchado el proverbio que dice “una imagen vale más que mil palabras”? Con esto se le atribuye un poder más grande a lo que podemos ver, que escuchar o hasta leer. Pero cuando esas imágenes demuestran un tocamiento indebido no sólo a una sino a tres mujeres, por parte de un famoso cantante mexicano, se vuelven insuficientes.

De acuerdo con la página de Puro Marketing, las personas procesamos la imagen hasta 60 mil veces más rápido que el texto, al menos cuando nos conviene.

Salió a la luz un video donde se puede ver a Vicente Fernández tomándose una foto con tres mujeres de diferentes edades. En éste se ve de manera clara cómo el cantante abraza a la mujer de mediana edad y sube la mano hasta tocar su seno.

A los días salieron otras dos fotografías, de otras dos mujeres diferentes, a quienes les hace exactamente lo mismo, esa no es una imagen sino tres, ¿no son suficientes? Las cuales valdrían más de tres mil palabras, dice el proverbio. Pero la fama anula automáticamente las evidencias visuales.

La situación de acoso y violencia sexual en contra de las mujeres parece estar siempre en el campo perdedor. Porque cuando alguna mujer decide contar su experiencia, no falta quién exija pruebas. Y cuando las pruebas existen, esas mismas personas aseguran que todo fue un “malentendido”.

Me he llenado de los programas de chismes de la farándula e inclusive de las secciones de espectáculos de los noticieros, y en la mayoría es lo mismo: él es una persona mayor, seguro fue un malentendido. ¿Acaso la edad anula el comportamiento lascivo?

Hay maneras de abrazar y de no abrazar. Por lo que mientras Vicente Fernández se escudó en no querer tocarle el estómago a las mujeres, y que por esa razón su mano cayó siempre en sus bustos; pudo haber pasado el brazo por el hombro o sencillamente dejar las manos lejos de los cuerpos de quienes les pidieron una fotografía.

Lo más preocupante en estos casos es la clara ceguera selectiva de quienes aman, adoran u honran a este hombre. Hay dos fotografías y un video, que bien pueden considerarse las pruebas que tanto exige la sociedad en situaciones de acoso, y aún así deciden voltearse y asegurar que no fue suficiente.

Entonces las imágenes ya no valen más que mil palabras ni los videos. Lo único que vale es lo que queremos creer, tal vez en afán de asegurar que todo en nuestro entorno es correcto y bueno, o de probar que las víctimas están equivocadas, como siempre.

¿Tú le pones valor a los testimonios de mujeres víctimas de acoso y hostigamiento sexual?

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