La situación de pandemia evitó que el evento del Grito de Independencia de México se diera con normalidad, en lugar de eso la mayoría de las familias permanecieron en casa, con eventos privados, mientras autoridades gubernamentales se dieron cita en los diferentes palacios. A esta celebración no se les unieron las miles de mujeres, niñas y adolescentes víctimas de violencia, desaparecidas o asesinadas, tampoco sus familias, sus amigas ni las que optaron por levantar la voz en contra de las violencias de género.
Mientras las invitaciones para festejos patrios se disparaban por las redes sociales, la Escuela de Formación Feminista Chihuahua hacía una convocación abierta para cantar “Sin miedo” , de Vivir Quintana, en memoria de las mujeres, niñas y adolescentes desaparecidas o asesinadas, de sus madres, sus hermanas y sus amigas.
“Grité porque un país que excluye, violenta y mata a las mujeres jamás será un país independiente”. –Keila Ramos.
Vestidas de negro, con pañuelos morados y verdes, y el corazón roto en la mano, el grupo de mujeres dio la primera entonación al lado del Teatro al Aire Libre, para luego transportarse al Centro de la ciudad de Chihuahua y hacer lo propio frente a la Cruz de Clavos, monumento colectivo que desde hace años enmarca la violencia feminicida del Estado Grande.
Ésta es una manera de conectarse con la realidad y el dolor de todas las mujeres que han sufrido pérdidas en el país, explicó Alejandra Diabb. Pérdidas que han quedado impunes y que a través de un lenguaje tan universal como lo es la música llegan a sentirse muy personales.
Un momento emotivo y de vivir la sororidad, “Sin miedo” es un grito de inspiración, que conmueve y manifiesta el dolor, el coraje y el deseo de libertad, aseguró.
En este país, en este estado no tendrían por qué existir distinciones, no deberían unas personas poder celebrar, mientras otras sufren. Pero esta es la realidad, una donde no estamos seguras, dijo Alejandra, realidad en la que debes avisar cada vez que sales a casa, y cuando vas de regreso, porque tal vez no vuelvas.
Este grito fue por todas aquellas mujeres que experimentaron la ausencia de una hija, una hermana, una amiga. Por aquellas madres que siguen esperando el regreso o justicia. Y las canciones son poderosas, acudimos a ellas para expresarnos: felicidad, amor, desamor, la vida; y las canciones de protesta es otro medio para llevar el mensaje a quienes no logran o se niegan a sentir o ver.
Cantar después frente a la Cruz de Clavos fue un momento muy simbólico, recalcó Alejandra, una manera de homenajear, un alivio, un oasis, mucha sororidad.
Por su parte, Keila Ramos, expresó que su grito fue de justicia, de apoyo, y no sólo a las mujeres y familias víctimas de violencia, de feminicidios y desaparición, sino un abrazo de sororidad para todas las colectivas feministas de este país. Estas convocatorias abiertas demuestran la unión que se logra, añadió, y eso la hace mucho más valiosa.
La Colectiva Feminista Mayé de Cuauhtémoc, mostraron su apoyo por medio de un video colectivo, donde denunciaron que era imposible lanzar ningún falso grito de independencia, cuando México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil, la mayoría cometido por un familiar.
No cuando existe la brutalidad policiaca en contra de las activistas feministas. Cuando los atacantes se quedan sin sentencia y son liberados. Tampoco cuando no se limita la violencia de género y se sigue recortando el presupuesto, porque de nada sirven las leyes si éstas no se respetan ni se acatan, aseveraron.
El Grito de Independencia este año se tiñó de morado, de dolor, de enojo, de tristeza, de indignación y de necesidad de justicia. El grito del año 2020 fue feminista.
Grito, una propuesta de la Escuela Feminista
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