Pin Parental: El 75% del abuso sexual infantil es por un familiar. ¿Deben ellos decidir su formación integral?

La propuesta presentada de algunas agrupaciones de padres de familia reconocida como pin parental abrió discusión pública sobre el derecho que estos tienen a limitar la educación integral, científica y con perspectiva de género de niñas, niños y adolescentes.

Afirmaciones sostenidas por dichas agrupaciones como el que hablar de temas de formación humana en las aulas genera cambios en la identidad sexo genérica de sus hijas e hijos crearon una amplia movilización política y social en torno al análisis de la validez de dichos argumentos.

En México 71% de las niñas y niños sufren diversas violencias de sus padres.

Esta discusión presentó a la mesa crudos datos que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha presentado durante la última década, actualizados en su panorama estadístico 2019 de la violencia contra niñas, niños y adolescentes en México, el cual fue difundido también por el Sistema Integral de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) Nacional.

Esta realidad también ha sido expuesta por activistas en favor de los derechos humanos de la infancia y la adolescencia durante la manifestación en contra del pin parental, realizada fuera del Congreso del Estado de Chihuahua, donde se lanzó la pregunta sobre el impacto en la posibilidad de recibir ayuda para superar una violación. O bien, acceder a una educación integral que tendrían niñas y niños que han sufrido violencia en su hogar, si estos temas se bloquean también en las escuelas, segundo entorno en importancia de la infancia.

En México, 71% de las niñas y niños sufren diversas violencias por parte de sus padres, ante lo cual la escuela se presenta como una opción de escape donde pueden recibir una formación diferente de sus docentes. Adicionalmente, el 75% del abuso sexual infantil ocurre en entornos familiares, y el dato más alarmante es que sólo un 2% de los casos se denuncia, ante el temor, la culpa y el dolor que implica reconocer como agresor a quien debía proteger y formar.

Los programas de educación sexual integral, desde preescolar, fueron impulsados en México por activistas en favor de los derechos de la infancia y la adolescencia para encontrar vías de opción para la protección de menores que sufren violencia en sus hogares, y la posibilidad de ofrecer a las familias mecanismos para prevenir, atender y superar estos hechos.

Durante la protesta se presentó también la necesidad de diferenciar entre una educación basada en elementos científicos y la formación con base en prejuicios o frases no comprobadas que surgen de la experiencia y miedos que afectan a padres y madres de familia al iniciar la petición del pin parental.

Eliminar la perspectiva de género de la educación básica en México, como una estrategia para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, evitaría la reflexión sobre las violencias que surgen de un sistema que afecta en gran medida tanto a niñas como a niños por las estructuras patriarcales en que se ven obligados a convivir.

Otro aspecto significativo radica en ¿qué implicaciones tendría eliminar la educación científica de las aulas para consultar a los padres sobre cada contenido que desean presentar?

Con la sobreinformación y desinformación en aumento a través de redes sociales se han hecho evidentes corrientes de ideas de conspiración que ponen en riesgo el desarrollo integral de infancia y adolescencia. Al eliminar la formación científica de las aulas se pierden las bases del pensamiento crítico necesario para que las personas desarrollen evolución en la construcción de su pensamiento, con un amplio impacto social por la toma de sus decisiones.

¿Cómo podría armonizarse la diferencia de opiniones en los contenidos en programas educativos de acuerdo al interés de cada padre de familia?

¿Cuál es tu opinión respecto a la información que presenta Unicef sobre los entornos familiares en que se desarrolla la infancia y adolescencia en México?

Considerando que en el aula coinciden hijas e hijos de familias migrantes, indígenas, heterosexuales, homoparentales, lesbomaternales, si se les permite a cada padre y madre decidir los contenidos para sus hijos, ¿cómo deberían priorizarse los conocimientos para atender a la diferente forma de pensar de cada uno de dichos padres y madres?