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Olmo: un san bernardo en lucha por sobrevivir al abandono en la frontera. ¿Lo ayudas?

Contra toda probabilidad, Olmo, un perro san bernardo, veía su final en un estado tal de abandono y desnutrición, que cuando lo vieron pensaron que era de raza mediana. Sin embargo, ahora da su primer ladrido y se aferra a la vida.

Olmo fue visto en un baldío a las afueras de Ciudad Juárez, y aunque le llevaban agua, no había persona que se animara a levantar a un animal que parecía muy enfermo, por lo que entre sus posibilidades decidieron dar aviso en un grupo de Facebook dedicado a mascotas, aviso que duró una semana sin respuestas positivas, relató Claudia Vázquez, quien ahora vigila la recuperación del san bernardo.

“Olmo ya da sonrisas de perro y al fin se pone de pie, pero nos falta un largo camino por recorrer”. –Claudia Vázquez.

Un joven decidió llevarlo a su casa un sábado, pero Olmo seguía dejándose vencer y agonizaba sin importarle que ahora estuviera en manos de alguien que podía ayudarlo. Un día después, el perro estaba de regreso en el abandono en el baldío.

Pese a la indignación de las personas del grupo, sólo Claudia alzó la mano para rescatar al perro que estaba cada vez más enfermo y, al no ponerse de pie y vérsele la cadera algo extraña, temían que hasta hubiese sido atropellado.

Con el corazón en la mano, temiendo que Olmo tuviera tal vez moquillo o parvovirus, lo cual significaría tener que sacrificarlo en ese momento, Claudia logró llevarlo el siguiente lunes a una clínica. Pero el veterinario tenía otras noticias: agonizaba por la desnutrición y deshidratación severas, que atrofiaban sus patas y cadera; además tenía una neumonía severa, infección en vías urinarias, encías y en los ojos, piel seca, así como mucha fiebre, por lo que perdía el conocimiento de vez en vez. Pero no tenía golpes ni fracturas.

Lo grave era que padecía erliquia, una enfermedad bacteriana transmitida por las garrapatas, que da algo similar a la influenza. Esta enfermedad sería la que dictaría entre su vida o su muerte.

Tras administrarle mucho medicamento, como antibióticos y desinflamatorios, suero intravenoso y haberlo vitaminado, así como desparasitado de su estómago y su pelaje y piel, Claudia llevó a Olmo a su casa, donde tiene más perros y gatos que ha rescatado.

Eran momentos decisivos, y Claudia decidió vigilarlo durante el inicio del tratamiento, que fue el martes, durante la tarde y la noche en la cochera, alejados de los otros habitantes de la casa por precaución, pues también debía tener cuidado de la salud de sus mascotas.

La primera vez que lo vio fue un shock, un san bernardo que puede llegar a pesar hasta 70 kilos, según su tamaño, lo cual no era nada comparado con el pequeño can que apenas llegaba a los 30 kilogramos. Aun así, dijo, no se rendiría y le preparó comidas especiales con pollo y arroz, que empezó a comer en pequeñas cantidades.

El miércoles por la mañana sorprendió a Claudia y su familia poniéndose de pie, aunque fuera por unos leves instantes, ya se movía tambaleante y para el jueves dio su primer ladrido.

Ella señaló que aún está muy lejos de ser un perro normal, pero ya está más alerta, sabe en dónde encontrar el bote del agua y nota la presencia del resto de inquilinos. Aún deben seguir con el tratamiento por 5 semanas más y tratar de integrarlo a la manada o encontrarle una familia nueva.

Por lo pronto seguirán limpiándole el sucio pelaje con una toalla mojada con agua caliente, dándole comidas especiales y mucho amor para que siga superando el trago amargo de haber vivido en el abandono.

Aún no saben cómo fue que llegó al lote baldío, pero es poco probable que haya escapado, porque la raza san bernardo se compone de perros que no corren y tienen una muy buena orientación, a diferencia de otras razas.

Así que la segunda opción es la más viable, que su antigua familia se haya desecho de él. Claudia, mencionó que es una situación muy común y triste, inclusive con perros de raza pura como Olmo. La gente termina cansándose de cuidarlos o no pueden pagar los gastos que generan, inclusive hasta se aburren de ellos.

Claudia no se ve a sí misma como rescatista, aunque le gusta ayudar al menos a un animalito al mes, ya sea perro o gato. Se describe como alguien que ama a los animales, sobre todo los perros de raza grande, como lo demostraba cuando era pequeña, aún en contra de los deseos de su madre.

Fue en 2006 cuando hizo su primer rescate a fuerzas, porque en ese tiempo, cuando ella vivía sola y alimentaba a los gatos callejeros, se encontró con un angora blanco dentro de su sala, al haber dejado la puerta abierta. Y aunque al principio no lo aceptaba, el gato la hizo cambiar de opinión días después.

No los abandones y esteriliza, porque a la larga te va a tocar, todos los seres vivos dependemos de todos, aseveró.

Las personas debemos entender que el abandono y el maltrato animal son temas muy serios, y un problema de salud, como lo sucedido con la rickettsia, que no pasaría de no haber animalitos en la calle. Por lo que, si lo tuyo no son los animales, al menos piensa en las personas, pidió Claudia. Y si ya tienes mascota, hazte cargo de ella, aunque no rescates a otras.

Ayudando al san bernardo

Los medicamentos y tratamientos de Olmo son costosos y Claudia en este momento se encuentra sin trabajo. Aunque ella lo seguirá ayudando en la medida de lo posible, acepta donaciones de quienes gusten apoyarla, sólo hace falta ponerte en contacto a su número de teléfono: 656 166 3216 o contactarte por medio de Facebook.

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